lunes, 26 de noviembre de 2012

poesería



giannuzzi dice que la poesía está
ahí, sobre la mesa de luz
o en la carpetita macramé
rebosante de sinrazón e impudicia
                    de ingenuidad e insolencia
la poesía está ahí, pero no la encontramos
precisamente como cuando
desenfrenados y coléricos buscamos los anteojos
                   echando espuma por la boca
                   los foquin anteojos que llevábamos puestos

el otro día sin ir más lejos la había dejado en la heladera
entre el yogurt y la manteca
le perdí el rastro durante siglos o semanas
ya casi la había olvidado
cuando en un rapto de radiante percepción fosforescente
la reconocí tiritando
mierda, el yogurt se había vencido
              la concentración se me hizo un nudo
                    y la muy turra ya había partido

la vi pasar más tarde cabalgando a lo atreyu
     una urraca de esas
         sublimes pero trifásicas
de la escuela más renga de schönberg o cage
una urraca tan como un relámpago rauda
posada por un instante en la esquina de mi balcón
rígido
tan que ni llegué a imaginármela

volví a entreverla entre los pendejos del jabón
          y en la punta de un diestro escarbadientes
que me había aliviado de restos de embutidos
         perseverantes
pero por respeto a su prosapia aristocrática
preferí fingir que la había confundido con otra persona
acaso un chiste verde
                  o un piropo del betón y el fratacho

la vez que me la cruce en un centro comercial
pasó lo mismo que en el boliche gay:
los dos agachamos la cabeza por pudor
y simulamos histriónicos no vernos

¿para qué abundar?: la poesía está tan ahí
que no hay que pronunciarla
con el afán de arrinconarla la escribimos
la metemos en nuestra jaula de obsesiones egotizantes
la fotografiamos y la exhibimos
                     pero schade normalmente ya no está ahí

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