no es difícil sentirse
inmortal, flotante y lento
acá en berlín cuando los
cuervos
aterrizan
para instaurar un hueco
peludo en tanta nieve
y tanta historia
un conglomerado
iridiscente de renuncias
sobre el asfalto, redunda
y redondamente duro
y un cuervo patológico
que rasguña el límite
como evidencia gris
crujiente
de que por un día más soy
inmortal
y de que los flecos de
esta fábula
lentos los agita el
viento del mediodía
más conspicuo
es entonces que descubro
el aura de haber sobrevivido
y atravieso tanta luz
perturbada
flotante
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