de dedos generosos el que ceba ya reparte
pero si sobran artes no cuenta el atisbo de asombrarse
pues debajo del sauce
en una esquina
polvorienta de la poma
en el vientre del agua que se desliza
detrás de la puerta que encubre el murmullo
y cuando los párpados por última vez se entornan
antes que el sismo del 30
haga su parte
el amanecer vibra
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