entre la multitud de la igualdad de los días.
nuestra debilidad cifraba en ellos
nuestra última esperanza.
pensábamos y el tiempo que no tendría precio
se nos iba pasando pobremente
y estos son, pues, los años venideros.
todo lo íbamos a resolver ahora.
teníamos la vida por delante.
lo mejor era no precipitarse.
enrique lihn
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